Bolivia: CSUTCB, el peso de la historia

La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) se constituye hoy en un indiscutible referente político y sindical para los sectores mayoritarios que son parte del Estado Plurinacional. Los trabajadores del agro han sido protagonistas de singulares luchas contra el colonialismo interno que en el curso de la vida republicana ha intentado someterlos, diezmarlos o en el mejor de los casos asimilarlos a toda costa.

La resistencia marcó la existencia de las comunidades campesinas de oriente a occidente que, en la práctica, cerraron filas y mantuvieron intactas sus formas de organización social, sus ritos, sus usos y costumbres, en fin, su cultura.
La historia de las luchas sociales en Bolivia no puede separarse de la acción liberadora del movimiento indígena campesino, y el mismo proceso que hoy vive Bolivia, bajo el liderazgo del presidente Evo Morales, tiene su sello y constituye su peso moral.
Es bueno recuperar la memoria histórica que explica la fuerza de la CSUTCB. Parte de esa memoria permite remontarnos al 15 de noviembre de 1971, cuando en la población de Ayo Ayo, provincia Aroma del departamento de La Paz -recordando un aniversario más de la muerte del líder indígena Túpac Katari-, el ejecutivo sindical Jenaro Flores, junto a otros dirigentes, asume la conducción de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB), que por la emergente presencia katarista asumiría en ese momento el nombre de CNTCB-Túpac Katari. Éste -según estudiosos del tema- podría considerarse el germen de lo que más tarde y bajo el influjo de las luchas sindicales en Bolivia se organizaría, en 1979, la CSUTCB. Ese año, a convocatoria de la Central Obrera Boliviana (COB) se realizó un congreso de unidad campesina que derivó en la constitución del máximo ente matriz del campesinado.
Sin duda, la figura de Jenaro Flores -que luego fue baleado por agentes paramilitares del ex dictador Luis García Meza- se destaca no sólo como un precursor de la Central Única, sino del pensamiento de Túpac Katari como eje articulador de la acción organizada de los trabajadores del campo.
Por cierto, la génesis de la ‘Única’, como la llaman con cariño sus militantes, que siempre la vieron, más que un simple ente sindical-reivindicativo, como un instrumento de liberación, como la casa mayor que permitía el gran encuentro de hermanos. Decir ‘Única’ significa decir esperanza. Allí se plantaron las bases para proyectar más tarde un verdadero instrumento político propio, que no niegue sino fortalezca la organización sindical.
Entre otros indiscutibles avances para el movimiento campesino, el surgimiento de la CSUTCB puso punto final al denominado Pacto Militar-Campesino que se impuso en la década de los 60 durante el gobierno de René Barrientos y que sirvió para maniatar al campesinado y desde luego para corromper a sus dirigentes. El poder estatal alimentó históricamente la división del movimiento campesino y para ello no dudó en promover organizaciones paralelas sometidas en su momento a la dictadura de Banzer y los posteriores gobiernos neoliberales, incluso en tiempos de democracia.
En el contexto del camino recorrido, no es casual que haya sido el mismo presidente Morales el que haya abierto el XIII Congreso Ordinario de la CSUTCB en la capital, Sucre. Si en algún movimiento social, orgánico y celular funciona a la perfección alguna consigna es precisamente aquella que acuñara el subcomandante Marcos: “Mandar obedeciendo”.
Ésa es la lógica en la comunidad, allí no existen liderazgos únicos ni eternos; se rinde cuentas a las bases y se marcha acompañado. Mandar obedeciendo significa fundamentalmente escuchar a las bases y recoger sus pulsaciones. Por ello, tampoco es casual que el mandatario del Estado Plurinacional haya dicho en la apertura: “Si yo manejo o administro, si dirijo mal a Bolivia, nunca más el pueblo boliviano confiará a otro dirigente campesino indígena para que sea Presidente; nuestra tarea debe ser, primero, la unidad granítica de los hermanos campesinos, la unidad de Bolivia…”.
Morales ha recordado reiteradas veces los hitos de los movimientos sociales, de sus luchas, de cómo éstos pasaron de la protesta a la propuesta y de la propuesta al poder. Hoy la tarea es llevar adelante una gestión de gobierno que sea la mejor que haya conocido la historia boliviana y no hay lugar a equivocaciones porque éstas sirven para la rearticulación de los sectores opositores al cambio y para alimentar la divisiones que hacen daño movimiento campesino.
El Presidente del Estado ha enfatizado, y con razón, en la necesidad de construir la unidad, que es clave para el futuro del proceso de cambio. El actual proceso de cambio exige organizaciones unidas; más unidad que nunca para encarar los retos para hacer un buen gobierno. Sin duda, el XIII Congreso de la CSUTCB señala el camino adecuado que debe seguir el proceso de transformaciones de aquí en adelante.
Editorial Periodico el Cambio, (Jueves, 29. Abril 2010)