IV Asamblea de Mujeres de la CLOC discute la convergencia entre patriarcado y capitalismo

11/10/2010

nota_crisLa IV Asamblea inició con una emotiva mística que destacó a las luchadoras y mártires  del continente latinoamericano y reseñó sus  enseñanzas para la lucha de hoy.  Por la comisión de organización del V Congreso de la   CLOC,  Diego Montón, saludó  a todas y todos los  participantes de la Asamblea de Mujeres,  al tiempo que  transmitió los saludos de la Comisión Continental del Congreso. De acuerdo a  Montón, el V Congreso de la CLOC se caracterizará por una participación de mujeres que supera por primera vez en número la de hombres. “Las mujeres están asumiendo ese protagonismo  que necesitamos,  que los pueblos tanto necesitan. El cuidado de  las semillas y  las plantas, que garantizan la alimentación del mundo, se debe a las mujeres. Así como estamos avanzando en la lucha contra el capital, estamos avanzando en la lucha contra ese mal que es el machismo”, remarcó el delegado político en su intervención.

Montón, recordó a  las Madres de la Plaza de Mayo quienes, durante la época más terrorífica de la dictadura argentina, se organizaron y decidieron enfrentar a  la represión que se ensañó con sus hijos. Las madres fijaron como punto de concentración y encuentro a la Plaza de Mayo, desde donde denunciaron al mundo la desaparición forzada de sus hijos y los crímenes de lesa humanidad que cometía la sangrienta dictadura de Videla. Muchas sufrieron represión, algunas incluso engrosaron la larga lista de desaparecidos,  y sin embargo,  aún hoy, más de 30 años más tarde, aún continúan su heroico peregrinar por la Plaza de Mayo para exigir sanción y castigo a los responsables de la dictadura y sus beneficiarios económicos y políticos.

Tras recordar la valiente experiencia de las madres, invitó a los asistentes a mirar en el machismo patriarcal un enemigo que debe ser combatido con la misma tenacidad. “Todavía tenemos mucho a avanzar con toda la violencia que es emprendida en América Latina contra las mujeres. Pero seguimos y todavía tenemos muchos retos,  dentro de las organizaciones, donde por muchas veces la participación de las mujeres no es garantizada. Debemos transmitir todo ese debate a nuestras organizaciones, comprometiendo a todos los compañeros a llevar ese discurso, combatiendo el machismo y el patriarcado”, dijo Montón y  concluye, “cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede. La lucha por el feminismo no es sólo de las mujeres, es de toda nuestra sociedad”.

Por otra parte, Juscilene, representante de la juventud  de Haití, saludó la todas las participantes de la IV Asamblea de Mujeres, en nombre de la juventud combativa. “Sin una juventud combativa, no hay una lucha constante contra la opresión, por la justicia y contra la desigualdad. Debemos luchar juntos para un mundo socialista, donde hay vida para todos, sin exclusión social”, finalizó ella.

 

 

Patriarcado y capitalismo, versus feminismo y socialismo

Nalu  Farías, representante de la Marcha Mundial de Mujeres y de la SOF, y Eliana Moura, del Movimiento de los Trabajadores Desempleados (MTD), integraron la primera mesa del día para debatir los temas del patriarcado y capitalismo versus  feminismo y socialismo.

Siempre cuando hablamos de ese tema, patriarcado y machismo, intentamos remitirnos a nuestro cotidiano, como si eso configurara  nuestro día a día. En el cotidiano de las mujeres, muchas veces, eso aparece como una cosa más natural, siendo que no lo es.  Muchas se conforman delante de las opresiones por creer que eso es normal, que siempre fue así. De la misma forma, parece natural, que el espacio que tengamos para plantar en las tierras sea el espacio que el  hombre no quiere. De la misma forma, parece normal que los hombres ataquen  a sus mujeres cuando están irritados o nerviosos, y de la misma forma parece normal que los hombres determinen como se dará la sexualidad de la mujer en el acto conjunto”, dijo Nalu  Farías.

De acuerdo a  Farías, el capitalismo profundizó la división sexual de trabajo. “No podemos entender cómo funciona una sociedad capitalista, sino comprendemos como se  da esa división sexual de trabajo. El capitalismo profundizó la idea de división entre una esfera pública y una esfera privada de trabajo, la pública sería el trabajo, la investigación, el estudio, la prestación de servicios, y el trabajo privado no es reconocido como trabajo, y se considera que esa actividad es característica de las mujeres. Cuando las mujeres entran en el mundo del trabajo público, entra en esa división, teniendo empleos menores, menores sueldos, menos cargos de mando, entre otros”.

Nalú Farias, señaló la existencia de corresponsabilidades en el marco de una sociedad estructurada desigual e inequitativamente en el ámbito del género, Fue dado al hombre un poder del  cual él tiene total consciencia. Muchos dicen que es involuntario, pero no es verdad, señaló Nalu.  Con eso, las/os  hijos, también perciben que la voz fuerte, los más importantes en el mundo son los hombres. “Lo que puede explicar que un hombre ataque a su compañera, que un hombre violente a su hija, esa  es la idea de poder total que los hombres poseen”, dijo ella. Esa  idea naturalista de que los hombres son así, debe ser derrumbada. “Eso también se remite  en la sexualidad. Cuando se dice que la sexualidad de las mujeres es diferente que  la de los hombres, porque los hombres poseen más deseo y las mujeres menos, entre otras cosas, se va construyendo normas  en el modelo masculino y heterosexual”, completó Nalu.

Así mismo, la lúcida intervención de Nalú, destacó la complejidad que reviste la hoy la relación entre capitalismo y patriarcado. De acuerdo a lo expuesto, las mujeres que acceden a lugares de privilegio en la estructura social como poseedoras de capital tienden a reproducir los comportamientos patriarcales generando relaciones de explotación y opresión sobre las demás mujeres.  En este sentido,  pensar que  el acceso a derechos  garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, significa olvidar que el capitalismo  requiere forzar la explotación del trabajo de las mujeres aprovechando  la imposición de los hombres sobre las mujeres.  

Quiero destacar la importancia de que las mujeres estén organizadas como mujeres. Si no fuese por los movimientos de mujeres, las luchas seguirían siendo llevadas y divulgadas como luchas de hombres. En América Latina está en camino un movimiento de mujeres cada vez más feministas, por más que no se digan feministas. El nombre no es un problema,  pero la práctica cuestiona en la base a las relaciones”, finalizó Nalu.

Sin feminismo no hay socialismo

Eliana Moura, representante del MTD,  inició su exposición caracterizando la situación de los centros urbanos. “Vivimos en los centros urbanos una lucha por trabajo y por comida saludable. En los centros urbanos comemos un alimento que es la basura que el agronegocio  reparte  sobre la población. Un alimento que molesta y que envenena mujeres y niños/as”, analizó ella.

De acuerdo a la militante de MTD, la frase “Sin feminismo no hay socialismo” es más que una consigna, debido a la ineluctable necesidad de  vencer y superar profundamente la visión de propiedad privada, en torno a  la vida, el cuerpo y el espíritu de los seres humanos. La producción de la propiedad privada es organizada socialmente y justificada bajo argumentos pseudocientíficos.  “Tenemos que vencer el patriarcado, que es más antiguo que el capitalismo, que tiene más de 10 mil años y surgió justamente con la propiedad privada cuando algunos hombres se apropiaron del trabajo de las personas por la violencia. Tenemos que vencer la alienación sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra naturaleza, sobre nuestra clase,  porque el capitalismo y el  patriarcado se basan en una sociedad que fragmenta toda la vida. No comprendemos cómo funcionan las cosas y, muchas veces, no comprendemos nuestro cuerpo. Somos educadas en un formato fragmentando, donde aprendemos pedazos del conocimiento.  Pues comprendemos el conocimiento, la historia y el mundo como un todo, no lo concebimos como dominación y eso no interesa al capital”, analizó Eliana.

La representante del MTD analizó, que la igualdad que poseemos actualmente no es formal, ella tiene que ser sustantiva, tiene que tener contenido y aplicabilidad. “No basta para nosotros la libertad del capitalismo, ella es sólo aparente, sustancial. Pues lo que determinan las cosas, en ese sistema, es la vida material”, dijo ella.

La lucha feminista tiene que enfrentar esos y otros tantos desafíos. El capitalismo se desplegó en el mundo a inicios del siglo XX. La hegemonía de EE.UU  sobre América Latina y el mundo, instituyó como universal su modo de vida americano. Capitalistas  como Henry Ford crearon sistemas de producción material que aceleraban y fragmentaban por igual el ritmo de la producción de objetos útiles. Crearon y exigieron un tipo de ser humano rápido, ágil, cronometrado. Ford entonces concibió la  idea de contratar hombres casados, por creer que ellos son más disciplinados y sumisos. Ese modelo de producción enfatiza, alimenta y fortalece, por lo tanto, un modelo de matrimonio monogámico, con una mujer contenida, disciplinada, cabizbaja y obediente.

Todo modo de producción organiza  una moral. El modo de producción esclavo produjo una moral de obediencia. La moral de la obediencia tiene en nuestras vidas una construcción esclavizante. Los colonizadores europeos trajeron, también, otra moral, la moral del sistema feudal, la honestidad. En el capitalismo la moral es que sólo se es gente quien trabaja, quien no trabaja está fuera del sistema, es un inútil. Esa moral fue  implantada, ninguna fue derrumbada para construirse otra. La revolución socialista para las mujeres, por lo tanto, es dual, pues tiene que ser contra el patriarcado y contra el sistema. Según Moura, “el feminismo no significa la división de la clase jamás, pues el feminismo es una visión de totalidad y no solamente de una parte pequeña”.