Venezuela: Campesinado patriota vs terratenientes terroristas

I

Como muchas historias que arraigan y florecen en la Venezuela profunda, los hechos ocurridos en el hato Las Mercedes, Barinas, ya germinaban en la tierra meses antes de su trascendencia pública. El silencio y el anonimato que acompañan los procesos que a menudo son protagonizados por quienes menos tienen suelen tomarse  como muestras de resignación y desesperanza, debilidad y subordinación. Pero esta subestimación confunde y, aunque se tome su tiempo, el pueblo rompe ese silencio que se le busca imponer.

Un mito atraviesa a menudo a la imagen que se hacen del país las personas de dentro como de afuera. Que aquí no se produce, que Venezuela se ha condenado a sí misma a depender del exterior, por incapacidad, falta de visión o conformismo. Pero esta imagen deformada tiene su razón de ser y tiene intereses construidos a su alrededor. Estos son aquellos que se benefician de la improductividad de la tierra, de la especulación, del acaparamiento de hectáreas y de su producción.

Son los principales socios de la corrupción y la ineficiencia. Son individuos como Andrés Alvarado. Pese a adjudicarse el derecho a administrar Las Mercedes, hace 4 años que no pisa el suelo que reclama como dueño. Pese a los reclamos de las familias campesinas de gozar de los frutos de la tierra que trabajan, Alvarado a la lejanía priva de sus derechos más elementales. Con prepotencia ordena su desalojo, sirviéndose de la fuerza de 20 paracos a las órdenes de un tal Chinchilla, ex policía barinense. Los principales socios de la impunidad y la violencia.

Recién cuando la situación se vuelve insostenible, insoportable por el peso acumulado de atropellos e indignación, se llama la atención de las autoridades. El INTI finalmente se ha hecho cargo de dar comienzo a la inspección de las tierras para abrir paso a la resolución del conflicto. Pero, ¿cuánto tiempo y cuántos episodios más deberán soportarse para que se reconozca la raíz estructural del problema y se diseñe una estrategia de alcance nacional?

II

Es ésta una historia ya escuchada por aquí y por otras comunidades. Nombres como La Primavera, Los Jobitos, Orticero han sido escenario del mismo drama. Allí, los primeros en poner su cuerpo para volver productivas las tierras son los últimos en ser reconocidos. Pero no son los únicos afectados. Porque la red de influencias e intereses asociados vinculados al acaparamiento de tierras y la riqueza  robada es bien amplia. Y extiende sus ramas hasta algunos responsables causales de las dificultades que golpean al país en su totalidad.

Se trata de aquellos personajes cuyo status social y económico privilegiado fue alterado con el proceso de transformaciones que tiene al pueblo como protagonista desde hace 18 años. Terratenientes como Atilio Peñaloza extienden su sombra a diferentes rincones del país. Se trata  de un personaje central en el negocio de la madera en Socopó, dueño del Hato Peñalero en Apure y de 30 a 40 fincas tan solo en Barinas.

Peñaloza y otros de su tipo son conocidos por sus estrechos vínculos y simpatías con referentes locales de Voluntad Popular y Primero Justicia, principales promotores de la desestabilización política y la violencia callejera. Los intereses económicos concentrados de estos sectores contribuyen encabezando la guerra económica en sus diferentes expresiones como el contrabando, el sabotaje, el acaparamiento y el abandono de la tierra.

III

Tan solo en Barinas, unos 45 predios llevan 10 o 12 años esperando una respuesta que defina su status.

Entre estos conflictos que esperan respuesta está el del Hato Diamante Cajarito, en el Municipio Pedraza, parroquia Ciudad Bolivia. En sus 3600 hectáreas se encuentra el destino de unas 400 familias agrupadas en el Consejo Campesino 19 de abril. Su dueño figura como César Gracía Rondón, aunque se señala que es tan solo un personero de Peñaloza.

Los campesinos denuncian que con frecuencia las inspecciones arrojan como resultado finca improductiva y de Caracas vuelven certificados como productivas.

La última visita de la gerente general no trajo consigo la inspección que se reclamaba. Pero aquí el peso de la organización de la gente se hizo valer y, tras una asamblea, se acordó hacer inspección para el 3 de julio. Hoy, sabemos que ésta tampoco se realizó. Mientras tanto, el terrateniente mete ganado para lograr que en la inspección no salga la finca como improductiva. En anteriores casos eso ha funcionado, pero los campesinos tienen pruebas de que el ganado no es del hato: hay fotos del ganado marcado con hierro del Zulia, y evidencia del maltrato en sus cuerpos propio del traslado en camiones.

IV

En abril Socopó vio una oleada de violencia inusitada que conmocionó al pueblo. Fue un verdadero ensayo de sitio violento que pone en evidencia la alianza entre los dueños de la economía local y los promotores del terror destituyente.

Fue una retroexcavadora  prestada por César García la que fue utilizada por los guarimberos para asaltar y destruir la comisaría local. Más tarde la utilizaron para abrir una zanja en el puente y levantar una barricada que trancó la Carretera Nacional troncal 5 durante 3 días. Esta vía es una de las principales rutas de abastecimiento de hortalizas hacia Caracas y el centro del país. Igualmente se lo vio donando unas 40 reses para mantener a sus grupos de choque mientras extendían el caos en Socopó.

Junto a él se extiende una lista de hacendados que actuaron como contribuyentes económicos y logísticos de la violencia. Los Pijuo, dueños del hato Grano de Oro y una agencia de carros dentro de Socopó; los Febres Villalba, del hato La Primavera y Marisela Febres de Cartay del hato La Garza. Todos ellos integrantes de FEDENAGA.

También se cuenta Nano Díaz y su hermano, el ex alcalde de Pedraza Frenchi Díaz.  Junto con Alvarado fueron vistos pagando a una gente para que trancaran La Gabarra y evitar así  la salida del queso, la carne y la leche desde el otro lado del río. La Gabarra es el paso del río Anaro desde Maporal, Santa Marta, hacia Pedraza. 45 cajas de cerveza fue el precio para mantener a los guarimberos. Fueron los campesinos organizados quienes impidieron esa tranca.

Frenchi y Nano Díaz también financiaron a los motorizados encapuchados y armados que aterrorizaron Socopó. Testigos afirman haberlos visto en una camioneta rústica desde donde pasaban las pacas de billetes a los motorizados. Para reunirse acudían a la granja Grano de oro, de William Azuaje, diputado opositor actualmente detenido.

V

Estas son anécdotas de la extensa red de intereses tejida en torno a la desestabilización del país. La cuestión de la tierra, su posesión, distribución y aprovechamiento no atañe tan solo a un par de familias. Es la base del conflicto donde se asienta la provisión de alimentos para el país, factor elemental para el bienestar de la población. Y por ello se ha convertido en un objetivo de quienes están interesados en imponer una salida que acabe con las conquistas sociales de todos estos años. Para ellos, el hambre es una herramienta.

Frente a la sordera o la tardanza de las autoridades que deberían hacerse cargo primero, es la auto organización de las comunidades la que pudo enfrentar con mayor efectividad al accionar violento.  Esta es también la primera en poner en evidencia al corrupto, al ineficiente, al contrabandista, al acaparador y al criminal; a los beneficiarios y principales contribuyentes de la guerra económica contra el pueblo y de la obstrucción de una solución política a los desafíos que afronta el país.

Esta organización de las bases, esta semilla de poder popular es la mejor herramienta con la que cuenta el pueblo para contribuir a defender y fortalecer su revolución.

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